Entrevista a Miguel Ángel González

Autor en Doña Mencía de Nuestra Señora de la Caridad, de la Hermandad de la Expiración; de San Juan Evangelista y ahora Santa María Magdalena, de la Cofradía del Calvario. Entrevistamos al imaginero cordobés Miguel Ángel González Jurado:

¿De dónde te viene la vinculación con la cofradía del Calvario?

Hará unos 25 años me visitó Cristino al antiguo taller en calle Marqués del Villar. Había visto en un periódico algún trabajo mío y se había interesado por él. A las pocas semanas volvió con Pepe Montes para encargarme la restauración del Cristo del Calvario. Siempre le estaré agradecido por confiar en mí, recién llegado y sin haberme forjado aún,  en ese momento,  una  reputación profesional.

– ¿Conoces la Semana Santa de Doña Mencía?

Al tener aquí buenos amigos tengo vinculación sentimental con este pueblo. Y al venir a verlos acabo conociéndola un poco, además de todo lo que ellos mismos me cuentan.

– ¿Qué te parece lo que has visto?

Hay cofradías muy completas y rematadas a un gran nivel. Esto tiene un gran mérito teniendo en cuenta la dificultad añadida que supone el número de población de una localidad pequeña. Este hecho habla por sí solo del enorme entusiasmo y empuje de muchas personas a las que hay que agradecer su generosidad. En general veo gran  interés de las hermandades en progresar.

– ¿Cómo ha sido el proceso de ejecución de Santa María Magdalena?

Muy emocionante porque todo ha venido de cara y no siempre ocurre así. A veces la obra no quiere mostrarse. Supongo que tenía ganas de hacerla y estaba muy motivado.

– ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

Todas aquellas obras que admiro y me pueden enseñar o transmitir conocimiento.

Mi fuente de inspiración suele ser también  un buen cliente porque con él compartes lo que estás haciendo. Esta es una de las razones que da sentido a la obra.

El Cristo de la Sed, el último crucificado que terminé en enero, se lo he dedicado al cliente con un grabado  que dice “el resultado de la obra depende siempre de quien la encarga”. Creo en esto firmemente.

– ¿Hay alguna imagen por la que sientas admiración?

Muchas, siempre por aquellas que me conmueven por alguna razón. El rapto de Perséfone de Bernini me impresionó mucho al verla de cerca.

– ¿Cuál es el trabajo por el que, más satisfecho, te sientes?

Creo que por su duración, complejidad y esfuerzo personal, el Cristo de La Sed. Supongo que también influye lo que los críticos de arte llaman madurez artística, pero esto es difícil de medir. Esta última Magdalena  es también una de mis preferidas por lo que me ha descubierto desde un punto de vista artístico.

– ¿Crees que la imaginería tiene futuro?

Sí, creo que a medio plazo lo tiene. No sé si a largo.

– ¿En qué momento se hace plena la inspiración?

En el momento en que ves como logras trasladar algo abstracto -como la visión de una imagen soñada al terreno de lo concreto, en un material como el barro. Esto es algo mágico y  común en todos los procesos creativos, ya sea pintura, poesía, escritura, etc.

– ¿Qué obras destacarías de las realizadas por ti hasta la fecha y por qué?

La Sentencia, Sepulcro, Caridad, Magdalena del Calvario…

Las primeras, aun no teniendo la capacidad técnica que te dan los años, son en la práctica del mismo nivel que las posteriores, como esta última Magdalena. La ilusión y la verdad que pones en esas primeras obras es capaz de suplir esa carencia. En estas últimas ves como completas el círculo ante ti mismo. Por supuesto, desde el punto de vista profesional, eso es lo máximo que te puede dar el arte, ver que sientes respeto por ti mismo en lo que haces.

– ¿Qué es lo más complicado de tu trabajo?

Compaginar arte e intereses legítimos del cliente.

– Las etapas de un artista, normalmente, evolucionan ¿cómo lo ha hecho tu obra?

Sobre todo en el hecho de sentirme más seguro de mí mismo. Esto se traduce en una obra más original y personal.

– ¿Qué te anima a seguir trabajando en éste difícil arte?

Todo aquel que ame el arte sabe la respuesta. No creo que haya nada material que pueda darme más.