El Mes de María se reza en Mayo, en el llamado “mes de las flores”. Con la llegada del buen tiempo y tras las lluvias invernales (y las que en estos días se están produciendo), el campo y los jardines comienzan a cubrirse de un verde intenso y de los colores y aromas de las flores. Es el apogeo de la primavera.
Y así, desde la edad media se consagró el mes de Mayo a la Virgen María para rendir culto a las virtudes y bellezas de la Madre de Dios.
Para ello, nuestras dolorosas son engalanadas. En nuestra Ermita del Calvario luce María Santísima del Mayor Dolor.
En la Ermita del Espíritu Santo, Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza, y María Santísima de la Amargura, entre otras.